martes, 19 de diciembre de 2017

LA PAZ QUE SE PERDIO.
POR MANUELITA LIZARRAGA.


“DOÑA CONCHITA CARRILLO VIUDA DE CASTRO CRECIÓ ENTRE LAS PERLAS...Y VIVIÓ LA ÉPOCA DE LEYENDAS, TRADICIONES Y COSTUMBRES DE LA PAZ DE ANTAÑO”.


            De plateados cabellos como lirios florecidos que adornan su cabecita, la dulce muchacha antigua, Doña Conchita Carrillo de Castro, en la tranquilidad de su hogar frente al mar, acompañada de su hija Lupita, ve pasar los días, meses y años viviendo el presente contemplando desde su ventana los bellos crepúsculos sobre la bahía...cada vez distintos...nunca repetidos. Con la satisfacción de recordar la felicidad al lado de un hombre tan bueno, tan integro y de tan fecunda vida como el profesor periodista y escritor Jesús Castro Agúndez, Q.E.P.D., quien le dejo además de tantas cosas y vivencias compartidas en aquella Paz antigua, recuerdos maravillosos, cinco hijos: Marina, María Concepción, Guadalupe, María del Carmen y Jesús Valentín, así como a sus 91 años disfruta de 9 nietos y 9 bisnietos, hijos políticos y demás familiares y amigos quienes la rodean en el transcurso de la vida diaria de cariño y felicidad.

            Cuando doña Conchita nació en el legendario barrio del Esterito, en el año de 1908 la tenería Suela Viosca tenía 6 años inundando de fumarolas el cielo. Era la época del auge perlero aquí en La Paz, y Don Jesús Castro Agúndez, allá en su tierra natal, el Rosario, tenia dos años de edad y crecía feliz en el campo al lado de sus padres. Mientras que doña Conchita crecía aquí en La Paz entre pescadores y armadas perleras. Su padre don Enrique S. Carrillo, era el único joyero en La Paz y a el iban a parar las perlas para arreglarlas, pesarlas y catalogar el mejor oriente. ¡A la niña Conchita le encantaba contemplar a su padre pesando las perlas en la balanza de bronce como las del signo de Libra!  Iba creciendo la ciudad de La Paz y sus bellos edificios coloniales con sus callecitas empedradas algunas, farolitos, carruajes y carretelas, y su policía montada y la niña Conchita también crecía. Cuando Conchita tenia dos años se inauguraba el palacio municipal y el teatro Juarez estaba en sus inicios...grandes vapores europeos fondeaban en la bahía frente al mogote donde había cantidad de bufeos mascarillos, ballenas y toninas así como armadas perleras. Venían los extranjeros en busca de las perlas, aves exóticas y otras cosas preciosas...y los pescadores del Esterito y El Manglito con sus collares de pabilo ensartados de callos secos de madre perlas al cuello se paseaban por las orillas de las playas vendiéndolos a precio de regalo a la gente del pueblo.

            El rostro se le puso como una sonreída margarita a Doña Conchita al perder su mirada en aquel bello atardecer reflejado en las cristalinas y verdeazules aguas de la bahía de La Paz...y suspirando, los recuerdos fluyeron como corceles desbocados... “mi infancia fue maravillosa al lado de mis padres...crecí en un mundo de perlas, trinar de gaviotas y murmullos el mar...el barrio del esterito poblado de Yaquis muy trabajadores, mi querido barrio y su gente tan noble me parecía lo mas bello del mundo con su gran estero inundado de manglares y palmeras, el que entraba desde donde ahora es el molinito hasta perderse por el rumbo del panteón y del cerro de San Juan bajaba un arroyo de agua dulce que se encontraba con el estero el que estaba inundado de productos del mar, y a los lados del mismo estaban las casitas donde Vivian los pescadores y en sus pangas a vela y a canalete entraban hasta sus hogares con las pangas cargadas de los peces de los más bellos y más finos de la bahía ¡era un espectáculo muy bello! Los  yaquis del esterito tenían sus costumbres; festejaban el día de la santa cruz con grandes fiestas, bailaban los matachines, la pascola y la danza del venado entre otras. Allí todos eran compadres también festejaban al patrono de los pescadores, Señor San José, costumbre que aun perdura. No acabaría nunca de hablar de mi barrio el esterito y sus palanqueros. Son gentes trabajadoras y derechas, artesanos, buzos y pescadores por tradición.

            Entre sorbo y sorbo de café de grano la charla estaba muy amena contábamos de otros tiempos de leyendas y aparecidos, de cuando todos nos conocíamos, anécdotas de don Jesús Castro Agúndez de la gente de antes y sus costumbres las que algunas ya se han perdido y de tantas casas de aquí de La Paz donde espantan, en fin resultaban apasionante la conversación y doña conchita continuó diciendo fui la mujer mas feliz de la tierra al lado de “castrito” ( así le decía de cariño a su esposo), don Jesús Castro Agúndez, en 1932 nos casamos, y el 33 fue inspector en Todos Santos; con El conocí todo el territorio de Baja California Sur y otras partes de la República Mexicana. Fueron incontables las experiencias y gratos momentos que vivimos. Después de 39 años de servicio en el magisterio, en 1965 Jesús se jubilo; después ocupo diferentes puestos en la función publica hasta 1981. Jesús amaba entrañablemente esta tierra y sus gentes y más a la del campo. Se convirtió en una bujía que mediaba entre ellos. Se dedicó al comercio ambulante en las comunidades rurales, pero lo hacia con el afán de llevar alivio de las necesidades mas inmediata de las gentes hasta los lugares mas lejanos, y traía a vender a La Paz las artesanías que estos elaboraban. Talabartería, tejido de palma, cerámica, entre otras cosas.

            Suspirando, doña conchita dijo que no hubo rincón en el territorio que no conociera al lado de Don Jesús, era su encanto visitar las rancherías donde los recibían con mucho cariño y con una notita de las necesidades que tenían; y don Jesús era esperado con ansiedad por que lo apreciaba toda esa gente y por los productos de primera necesidad que les llevaba. En temporada de frutas, como ciruelas, mangos, uvas, dátiles, guayabas, etc. Pasaba por los poblados de Todos Santos, San José, El Pescadero, y compraba y le regalaba y a su vez EL les llevaba a regalar los guacales de fruta a los niños que estaban mas alejados en la sierra y quienes al verlo llegar en su troquecito gritaban lleno de júbilo “ya vienen don Jesús Castro y su troca”, y “castrito” se sentía feliz al ver a las criaturas tan contentas embarrados todos de mango hasta los codos y las orejas. De pronto doña Conchita dijo ¿sabia usted que Jesús todavía soltero participó activamente en la primera olimpiada del territorio de Baja California Sur en 1931? Y organizó la tercera olimpiada desde san Ignacio la que se llevó acabo en Santa Rosalía, así como fundó las primeras escuelas rurales en el patrocinio y San José de Gracia y estableció las jornadas deportivas y culturales a semejanza de las olimpiadas territoriales. Además le encantaba escribir, promovió la edición de la “historia vista por los niños”, monografía de danzas y bailes regionales así como “4 cuentos de niños para niños” escribió asimismo “patria chica”, y el canto del caudel, y entre algunos artículos periodísticos mas allá del bermejo, medio siglo de la casa del estudiante en México, el Estado de Baja California Sur en dos ediciones, viajando por el Golfo de California, resumen histórico de Baja California Sur, mensaje a la juventud, un viaje inolvidable, ando en mis meras nadadas y su autobiografía en edición póstuma. También fue presidente del patronato del asilo de ancianos de San Vicente de Paúl entre otros cargos que escapan a mi memoria.

            Lo que esta latente en su mente es, añadió doña conchita que en la primavera del 26 de marzo de 1984 “castrito” dejó de existir su cuerpo material, porque el sigue viviendo muy dentro de ella, de sus hijos, nietos, bisnietos, y de todas aquellas personas que lo apreciaron y lo recuerdan por sus obras que fueron muchas y su peregrinar por esta vida no fue en vano. Las personas mueren cuando no se les recuerda, pero Jesús Castro Agúndez esta en todas las acciones en el ocaso de mi vida. Terminó diciendo la dulce viejecita de tierno mirar y sonrisa juguetona. Al despedirme de la viuda del profesor Jesús Castro Agúndez y de Lupita, su hija, doña conchita Carrillo con una mirada picarona me dio una palmada en el hombro y me dijo “en esa casa de enfrente toda la vida han espantado mucho...las gentes que la habitan ya se acostumbraron a los ruidos de cadenas, sombras que pasan de una recamara a otra y lamentos...pero una tarde vivieron algo espantoso ¿cómo así?

            Resulta que toda la familia salió a una fiesta...y al regresar en la noche se dieron cuenta que la llave de la casa la dejaron adentro... ¡claro que ninguno se quiso meter por ella! por que sabían que espantan dentro de la casa. - ¿y cómo le hicieron? – veraz, venia con ellos un amigo de uno de los hijos que no sabia nada de los espantos y se ofreció amablemente a meterse por una ventana a traer la dichosa llave. Le  dieron santo y seña donde estaba esta y el muchacho se metió. - ¿y que paso?, salió este muy campante chiflando, entregó la llave y les dijo a la familia a modo de regaño  ¡pero que puntada de irse todos y dejar al niño solito en su cuna!, ¡pobrecito está llorando amargamente! Pues a todos se les pararon los cabellos y por lo menos esa noche nadie quiso entrar a la casa. Cuando le dijeron al muchacho que no tenían niño chiquito y todo lo que pasaba en la casa, este estuvo enfermo vario días. ¡Pues no es para menos!, le dije, y ya me quería contar otra cuando le salió la famosa niña por la calle madero donde vivió antes el doctor Raúl carrillo salgado y después fueron oficinas del PRI, pero le pare la platica y la deje para otra visita por que la noche empezó a caer y tenia que pasar por esa mentada casa. Mi intención era pasar por el callejón de las almas perdidas que también espantan, pero al escuchar esto mejor encamine mis pasos derechito por el malecón recreando la vista con ese hermoso ocaso dibujado en el cielo por el dedo de Dios, el pintor celestial. Al ver la foto nupcial de doña Conchita y don Jesús, me recuerda que mi abuelita tenía razón…cuando le dijo a mi hermana cuando se iba a casar… “y procura que la foto del recuerdo se la tomen a los juntos o sentados o parados, porque el que está sentado y el que queda parado, se va de esta vida primero el sentado” y sí, he investigado y varios matrimonios así, se han ido primero los sentados. Así como el anillo en el pastel, al que le tocaba el anillo en el pastel era la que se casaba enseguida…y me llamó la atención eso, por eso repetí esta crónica además de por su contenido, porque la costumbre del anillo del pastel y de la foto del sentado o parado coincide con lo que mi abuela decía.

…y la encantadora muchacha de juventud acumulada, con una picarona sonrisa quería seguirme contando todo aquello que había vivido y que algún le quedaban alforjas llenas por compartir…

Esta crónica fue publicada hace más de quince años en los prestigiados medios de comunicación el sudcaliforniano, revista compás y centro de radio y televisión canal 10.

…Por el placer de escribir…Recordar…Y compartir…










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