LA PAZ QUE SE PERDIO.
POR MANUELITA LIZARRAGA.
“DOÑA CONCHITA CARRILLO VIUDA DE CASTRO
CRECIÓ ENTRE LAS PERLAS...Y VIVIÓ LA ÉPOCA DE LEYENDAS, TRADICIONES Y
COSTUMBRES DE LA PAZ DE ANTAÑO”.
De plateados cabellos como lirios florecidos que adornan
su cabecita, la dulce muchacha antigua, Doña Conchita Carrillo de Castro, en la
tranquilidad de su hogar frente al mar, acompañada de su hija Lupita, ve pasar
los días, meses y años viviendo el presente contemplando desde su ventana los
bellos crepúsculos sobre la bahía...cada vez distintos...nunca repetidos. Con
la satisfacción de recordar la felicidad al lado de un hombre tan bueno, tan
integro y de tan fecunda vida como el profesor periodista y escritor Jesús
Castro Agúndez, Q.E.P.D., quien le dejo además de tantas cosas y vivencias
compartidas en aquella Paz antigua, recuerdos maravillosos, cinco hijos:
Marina, María Concepción, Guadalupe, María del Carmen y Jesús Valentín, así
como a sus 91 años disfruta de 9 nietos y 9 bisnietos, hijos políticos y demás
familiares y amigos quienes la rodean en el transcurso de la vida diaria de
cariño y felicidad.
Cuando doña Conchita nació en el legendario barrio del
Esterito, en el año de 1908 la tenería Suela Viosca tenía 6 años inundando de
fumarolas el cielo. Era la época del auge perlero aquí en La Paz, y Don Jesús
Castro Agúndez, allá en su tierra natal, el Rosario, tenia dos años de edad y crecía
feliz en el campo al lado de sus padres. Mientras que doña Conchita crecía aquí
en La Paz entre pescadores y armadas perleras. Su padre don Enrique S. Carrillo,
era el único joyero en La Paz y a el iban a parar las perlas para arreglarlas,
pesarlas y catalogar el mejor oriente. ¡A la niña Conchita le encantaba
contemplar a su padre pesando las perlas en la balanza de bronce como las del
signo de Libra! Iba creciendo la ciudad
de La Paz y sus bellos edificios coloniales con sus callecitas empedradas
algunas, farolitos, carruajes y carretelas, y su policía montada y la niña
Conchita también crecía. Cuando Conchita tenia dos años se inauguraba el
palacio municipal y el teatro Juarez estaba en sus inicios...grandes vapores
europeos fondeaban en la bahía frente al mogote donde había cantidad de bufeos
mascarillos, ballenas y toninas así como armadas perleras. Venían los extranjeros
en busca de las perlas, aves exóticas y otras cosas preciosas...y los
pescadores del Esterito y El Manglito con sus collares de pabilo ensartados de
callos secos de madre perlas al cuello se paseaban por las orillas de las
playas vendiéndolos a precio de regalo a la gente del pueblo.
El rostro se le puso como una sonreída margarita a Doña
Conchita al perder su mirada en aquel bello atardecer reflejado en las
cristalinas y verdeazules aguas de la bahía de La Paz...y suspirando, los
recuerdos fluyeron como corceles desbocados... “mi infancia fue maravillosa al
lado de mis padres...crecí en un mundo de perlas, trinar de gaviotas y
murmullos el mar...el barrio del esterito poblado de Yaquis muy trabajadores,
mi querido barrio y su gente tan noble me parecía lo mas bello del mundo con su
gran estero inundado de manglares y palmeras, el que entraba desde donde ahora
es el molinito hasta perderse por el rumbo del panteón y del cerro de San Juan
bajaba un arroyo de agua dulce que se encontraba con el estero el que estaba
inundado de productos del mar, y a los lados del mismo estaban las casitas
donde Vivian los pescadores y en sus pangas a vela y a canalete entraban hasta
sus hogares con las pangas cargadas de los peces de los más bellos y más finos
de la bahía ¡era un espectáculo muy bello! Los
yaquis del esterito tenían sus costumbres; festejaban el día de la santa
cruz con grandes fiestas, bailaban los matachines, la pascola y la danza del
venado entre otras. Allí todos eran compadres también festejaban al patrono de
los pescadores, Señor San José, costumbre que aun perdura. No acabaría nunca de
hablar de mi barrio el esterito y sus palanqueros. Son gentes trabajadoras y
derechas, artesanos, buzos y pescadores por tradición.
Entre sorbo y sorbo de café de grano la charla estaba muy
amena contábamos de otros tiempos de leyendas y aparecidos, de cuando todos nos
conocíamos, anécdotas de don Jesús Castro Agúndez de la gente de antes y sus
costumbres las que algunas ya se han perdido y de tantas casas de aquí de La
Paz donde espantan, en fin resultaban apasionante la conversación y doña
conchita continuó diciendo fui la mujer mas feliz de la tierra al lado de
“castrito” ( así le decía de cariño a su esposo), don Jesús Castro Agúndez, en
1932 nos casamos, y el 33 fue inspector en Todos Santos; con El conocí todo el
territorio de Baja California Sur y otras partes de la República Mexicana.
Fueron incontables las experiencias y gratos momentos que vivimos. Después de
39 años de servicio en el magisterio, en 1965 Jesús se jubilo; después ocupo
diferentes puestos en la función publica hasta 1981. Jesús amaba
entrañablemente esta tierra y sus gentes y más a la del campo. Se convirtió en
una bujía que mediaba entre ellos. Se dedicó al comercio ambulante en las
comunidades rurales, pero lo hacia con el afán de llevar alivio de las
necesidades mas inmediata de las gentes hasta los lugares mas lejanos, y traía
a vender a La Paz las artesanías que estos elaboraban. Talabartería, tejido de
palma, cerámica, entre otras cosas.
Suspirando, doña conchita dijo que no hubo rincón en el
territorio que no conociera al lado de Don Jesús, era su encanto visitar las rancherías
donde los recibían con mucho cariño y con una notita de las necesidades que tenían;
y don Jesús era esperado con ansiedad por que lo apreciaba toda esa gente y por
los productos de primera necesidad que les llevaba. En temporada de frutas,
como ciruelas, mangos, uvas, dátiles, guayabas, etc. Pasaba por los poblados de
Todos Santos, San José, El Pescadero, y compraba y le regalaba y a su vez EL
les llevaba a regalar los guacales de fruta a los niños que estaban mas
alejados en la sierra y quienes al verlo llegar en su troquecito gritaban lleno
de júbilo “ya vienen don Jesús Castro y su troca”, y “castrito” se sentía feliz
al ver a las criaturas tan contentas embarrados todos de mango hasta los codos
y las orejas. De pronto doña Conchita dijo ¿sabia usted que Jesús todavía
soltero participó activamente en la primera olimpiada del territorio de Baja California
Sur en 1931? Y organizó la tercera olimpiada desde san Ignacio la que se llevó
acabo en Santa Rosalía, así como fundó las primeras escuelas rurales en el
patrocinio y San José de Gracia y estableció las jornadas deportivas y
culturales a semejanza de las olimpiadas territoriales. Además le encantaba
escribir, promovió la edición de la “historia vista por los niños”, monografía
de danzas y bailes regionales así como “4 cuentos de niños para niños” escribió
asimismo “patria chica”, y el canto del caudel, y entre algunos artículos periodísticos
mas allá del bermejo, medio siglo de la casa del estudiante en México, el
Estado de Baja California Sur en dos ediciones, viajando por el Golfo de
California, resumen histórico de Baja California Sur, mensaje a la juventud, un
viaje inolvidable, ando en mis meras nadadas y su autobiografía en edición póstuma.
También fue presidente del patronato del asilo de ancianos de San Vicente de
Paúl entre otros cargos que escapan a mi memoria.
Lo que esta latente en su mente es, añadió doña conchita
que en la primavera del 26 de marzo de 1984 “castrito” dejó de existir su
cuerpo material, porque el sigue viviendo muy dentro de ella, de sus hijos,
nietos, bisnietos, y de todas aquellas personas que lo apreciaron y lo
recuerdan por sus obras que fueron muchas y su peregrinar por esta vida no fue
en vano. Las personas mueren cuando no se les recuerda, pero Jesús Castro Agúndez
esta en todas las acciones en el ocaso de mi vida. Terminó diciendo la dulce
viejecita de tierno mirar y sonrisa juguetona. Al despedirme de la viuda del
profesor Jesús Castro Agúndez y de Lupita, su hija, doña conchita Carrillo con
una mirada picarona me dio una palmada en el hombro y me dijo “en esa casa de
enfrente toda la vida han espantado mucho...las gentes que la habitan ya se
acostumbraron a los ruidos de cadenas, sombras que pasan de una recamara a otra
y lamentos...pero una tarde vivieron algo espantoso ¿cómo así?
Resulta que toda la familia salió a una fiesta...y al
regresar en la noche se dieron cuenta que la llave de la casa la dejaron
adentro... ¡claro que ninguno se quiso meter por ella! por que sabían que
espantan dentro de la casa. - ¿y cómo le hicieron? – veraz, venia con ellos un
amigo de uno de los hijos que no sabia nada de los espantos y se ofreció
amablemente a meterse por una ventana a traer la dichosa llave. Le dieron santo y seña donde estaba esta y el
muchacho se metió. - ¿y que paso?, salió este muy campante chiflando, entregó
la llave y les dijo a la familia a modo de regaño ¡pero que puntada de irse todos y dejar al
niño solito en su cuna!, ¡pobrecito está llorando amargamente! Pues a todos se
les pararon los cabellos y por lo menos esa noche nadie quiso entrar a la casa.
Cuando le dijeron al muchacho que no tenían niño chiquito y todo lo que pasaba
en la casa, este estuvo enfermo vario días. ¡Pues no es para menos!, le dije, y
ya me quería contar otra cuando le salió la famosa niña por la calle madero
donde vivió antes el doctor Raúl carrillo salgado y después fueron oficinas del
PRI, pero le pare la platica y la deje para otra visita por que la noche empezó
a caer y tenia que pasar por esa mentada casa. Mi intención era pasar por el callejón
de las almas perdidas que también espantan, pero al escuchar esto mejor
encamine mis pasos derechito por el malecón recreando la vista con ese hermoso
ocaso dibujado en el cielo por el dedo de Dios, el pintor celestial. Al ver la
foto nupcial de doña Conchita y don Jesús, me recuerda que mi abuelita tenía razón…cuando
le dijo a mi hermana cuando se iba a casar… “y procura que la foto del recuerdo
se la tomen a los juntos o sentados o parados, porque el que está sentado y el
que queda parado, se va de esta vida primero el sentado” y sí, he investigado y
varios matrimonios así, se han ido primero los sentados. Así como el anillo en
el pastel, al que le tocaba el anillo en el pastel era la que se casaba
enseguida…y me llamó la atención eso, por eso repetí esta crónica además de por
su contenido, porque la costumbre del anillo del pastel y de la foto del
sentado o parado coincide con lo que mi abuela decía.
…y la encantadora muchacha
de juventud acumulada, con una picarona sonrisa quería seguirme contando todo
aquello que había vivido y que algún le quedaban alforjas llenas por compartir…
Esta crónica fue publicada
hace más de quince años en los prestigiados medios de comunicación el
sudcaliforniano, revista compás y centro de radio y televisión canal 10.
…Por el placer de escribir…Recordar…Y
compartir…
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