LA PAZ QUE
SE PERDIO
POR MANUELITA LIZARRAGA
“EL PAÑO MAS PRECIOSO DEL MUNDO...SANTA
MARIA DE GUADALUPE...EN POBRE AYATE DEJO SU IMAGEN...JUAN DIEGO SU MENSAJERO”.
Aquella
madrugada del 09 de Diciembre de 1531...salió Juan Diego de la milpa y de su
silencio para ubicarse en el centro de la historia...y la Virgen María para
mecer la cuna de la nación nueva...realizando el prodigio por los medios más
sencillos...Juan Diego y su humilde tilma...convirtiéndolo en el paño más
valioso y venerado del mundo al plasmar su imagen con las divinas rosas...era
sábado muy de madrugada...venía Juan Diego en pos de Dios y sus mandatos...y al
llegar cerca del cerrito llamado Tepeyac ya amanecía...de pronto, oyó cantar
sobre el cerrito como el canto de muchos pájaros finos; al cesar sus voces,
como que les respondía el cerro sobre maneras suaves, deleitosas...sus cantos
sobre pujaban al del Coyolteoteotl y del Tzenitzcan y al de otros pájaros
finos...se detuvo a ver Juan Diego, y se dijo...” Por ventura, soy digno, ¿soy
merecedor de lo que oigo?... ¿quizás nomás lo estoy soñando? ¿Quizás lo veo
como entre sueño? ¿Dónde estoy, donde me veo? ¿Acaso allá donde dejaron dicho
los antiguos, nuestros antepasados, nuestros abuelos: en la tierra de las
flores, en la tierra del maíz, de nuestra carne, de nuestro sustento, acaso en
la tierra celestial?”.
Y
cuando cesó de pronto el canto celestial que procedía de donde sale el sol,
entonces oyó que lo llamaban arriba del cerrito, “JUANITO, JUAN DIEGUITO”. El
indito se fue a subir el cerrito para ver de donde lo llamaban; y al llegar a
la cumbre vio a una doncella que estaba allí de pie, lo llamó junto a ella, y
cuando a ella llegó Juan Diego quedó maravillado de tanta hermosura celestial.
Y
ahí está desde hace 486 años serenos y hermosos, estampados en la frágil tela
elaborada por las morenas manos de las indias. Muro fortísimo que contiene y amansa
todas las pasiones nacionales. Ante ella renace la paz y se despejan las nubes
del alma son 486 años que la morenita del Tepeyac recoge calladamente miradas
de súplicas y esperanzas de millones de ojos que peregrinan al Tepeyac, en
templos y en los hogares mexicanos, así como en otras partes del mundo entero.
A simple vista el ayate no es más que una tilma de débil maguey, un pobre paño
de tosco material, en torno al cual siempre hubo quienes quisieron desgarrarlo.
Es burda la tela en la que se estampó la Virgen María, la madre de Dios. Esta
tela esta hecha de fibra de maguey...manta de pobres, de un maguey que llaman
“lechuguilla”, cuyos filamentos alcanzan 30 y 40 centímetros de largura. Su
confección es laboriosa, pues primero lo van raspando de la hoja de maguey,
luego lo curan en un proceso de siglos. Estos hilos son tejidos a mano, en
tiempo de Juan Diego y también hoy en día, en los lugares en donde todavía
fabrican las tilmas, lugares perdidos en las serranías a donde no han llegado
aún ni el telar ni las máquinas.
En
1666, según crónicas, siete pintores dijeron después de un concienzudo examen a
la tilma de Juan Diego “la pintura es áspera y dura por la parte posterior, en
cambio por delante, es suave, mite, lisa, muelle, aterciopelada y blanca, como
seda, que parece cosa del milagro”. La Virgen de Guadalupe escogió la tosca
tilma para estampar su imagen y convertirla en el paño más precioso y venerado
del mundo. En aquel año de 1531 sólo diez años después de haber sido tomada la
ciudad de Tenochtitlan, México, en 1521, una madrugada del 09 de diciembre de
1531, se encontró Cuauhtlatoazin, un indio macehual, sin cultura, pero rico en
virtudes, en fe y en piedad, bautizado ya para entonces como Juan Diego, a una
jovencita radiante en el cerro del Tepeyac en medio de bellísimos cantos de
pájaros finos y rodeadas por un suave resplandor, quien le dijo ser en el
idioma Nahuatl, la siempre Virgen Santa María, madre del verdaderísimo Dios,
por quien se vive.
Su
vestido relucía como el sol, como que reverberaba, y la piedra, el risco en el
que estaba de pie, como que lanzaba rayos; el resplandor de ella como preciosas
piedras, como ajorcas. Todo lo más bello parecía...la tierra como que
relumbraba con los resplandores del arcoiris en la niebla...y los mezquites y
nopales y las demás hierbecillas que allí se suelen dar, parecían como
esmeraldas, como turquesas aparecía su follaje, y su tronco, sus espinas, sus
ahuates, relucían como el oro, y cuando cesó de pronto aquel hermoso canto, le
llamó “ JUANITO, JUAN DIEGUITO”, en su presencia se postro Juan Diego, escuchó
su aliento, su palabra, que era extremadamente glorificadora, sumamente afable,
como de quien lo atraía y estimaba mucho. Le dijo “ESCUCHA HIJO MIO, EL MENOR,
JUANITO, ¿A DONDE TE DIRIGES?,”, y el le contestó “MI SEÑORA, REINA, MUCHACHITA
MIA, ALLA LLEGARE A TU CASITA DE MEXICO, TLATELOLCO, A SEGUIR LAS COSAS DE DIOS
QUE NOS DAN, QUE NOS ENSEÑAN QUIENES SON LAS IMÁGENES DE NUESTRO SEÑOR:
NUESTROS SACERDOTES”.
Enseguida,
la Virgen le dice “SABELO, TEN POR CIERTO HIJO MIO, EL MAS PEQUEÑO DESEO QUE
AQUÍ ME LEVANTEN MI CASITA SAGRADA, EN DONDE LO MOSTRARE, LO ENSALSARE AL
PONERLO DE MANIFIESTO, LO DARE A LAS GENTES EN TODO MI AMOR PERSONAL, EN MI
MIRADA COMPASIVA, EN MI AUXILIO EN MI SALVACION, PORQUE YO SOY EN VERDAD
VUESTRA MADRE COMPASIVA, TUYA Y DE TODOS LOS HOMBRES QUE EN ESTA TIERRA ESTAN
EN UNO; Y DE LAS DEMAS VARIDAS ESTIRPES DE HOMBRES, MIS AMADORES, LO QUE A MI
CLAMEN, LOS QUE ME BUSQUEN, LOS QUE CONFIEN EN MI, PORQUE ALLI LES ESCUCHARE SU
LLANTO, SU TRISTEZA, PARA REMEDIAR, PARA CURAR, TODAS SUS DIFERENTES PENAS, SUS
MISERIAS, SUS DOLORES”. En aquel ambiente divino continuó diciendo la Virgen “Y
PARA REALIZAR LO QUE PRETENDE MI COMPASIVA MIRADA MISERICORDIOSA, ANDA AL
PALACIO DEL OBISPO DE MEXICO, Y LE DIRAS COMO YO TE ENVIO PARA QUE LE DESCUBRAS
COMO MUCHO DESEO QUE AQUÍ ME PROVEA DE UNA CASA, ERIJA EN EL LLANO MI TEMPLO;
TODO LE CONTARAS CUANTO HAS VISTO Y ADMIRADO Y LO QUE HAS OIDO, Y TEN POR
SEGURO QUE MUCHO LO AGRADECERE Y LO PAGARE QUE POR ELLO ENRIQUECERE, TE
GLORIFICARE, Y MUCHO DE ALLI MERECERAS CON QUE YO RETRIBUYA TU CANSANCIO, TU
SERVICIO CON QUE VAS A SOLICITAR EL ASUNTO AL QUE TE ENVIO. YA HAS OIDO HIJO
MIO MI PALABRA, ANDA, HAZ LO QUE ESTA DE TU PARTE”.
Juan
Diego dos veces llevó las peticiones de la Virgen al Obispo Zumárraga y no le
creyó; le pidió una prueba contundente de que era la Virgen María y que el
indito decía la verdad. Lo escuchó la morenita y le mandó subir a la cumbre del
cerro donde se apareció, y le dijo que
allí verás variadas flores, ponlas todas juntas y tráelas a mi presencia. Así
lo hizo Juan Diego, cuando llegó al cerro, vio variadas rosas de las más
hermosas, aún cuando no era su tiempo. Y en un lugar donde no se daban las
rosas, estaba despidiendo un olor suavísimo, como perlas preciosas, como llenas
de rocío nocturno. Luego procedió a cortarlas todas y las puso en el hueco de
su tilma y las llevó a la virgen santísima quien las tomó con sus manos y
poniéndolas nuevamente en la tilma, le dijo “MI HIJITO MENOR, ESTAS DIVERSAS
FLORES SON LA PRUEBA, LA SEÑAL QUE LLEVARAS AL OBISPO, DE MI PARTE LE DIRAS QUE
VEA EN ELLAS MI DESEO, Y QUE POR ELLO REALICE MI QUERER, MI VOLUNTAD...Y TU, TU
QUE ERES MI MENSAJERO...EN TI ABSOLUTAMENTE SE DEPOSITA LA CONFIANZA...Y MUCHO
TE MANDO CON RIGOR QUE NADA MAS A SOLA EN LA PRESENCIA DEL OBISPO EXTIENDAS TU
AYATE Y LE ENSEÑES LO QUE LLEVAS PARA QUE PUEDAS CONVENCER AL GOBERNANTE
SACERDOTE Y ME LEVANTE MI TEMPLO QUE LE HE PEDIDO”.
Así
lo hizo Juan Dieguito, y se plasmó la divina imagen de Nuestra Señora de
Guadalupe, ¿No estoy aquí, que soy tu madre?...Juan Diego, fue beatificado por
el Papa Juan Pablo II, el 06 de Mayo de 1990, el vidente de la Virgen María,
Juan Diego, vivió 17 años junto al templo, después de su aparición en el cerro
del Tepeyac. Y el nombre de la Virgen de Guadalupe se conoció por el Tío
Bernardino de Juan Diego, a quien la Virgen milagrosamente se le apareció y lo
sanó de una penosa enfermedad y le pidió que la llamaran SANTA MARIA DE
GUADALUPE.
…Y en el paño más preciado del mundo…la
morenita Santa María de Guadalupe dejó plasmada su imagen…imagen venerada por
una gran mayoría en todo el mundo…
…Por el placer de escribir…Recordar…Y
compartir…
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