viernes, 12 de junio de 2020

LA PAZ QUE SE PERDIÓ,,

BODAS DE BRILLANTES DE DOÑA ANTONIA ALVAREZ DE LUCERO Y DE DON GILBERTO LUCERO BARRERA.
POR MANUELITA LIZARRAGA ALCARAZ.
Radiante de felicidad la linda muchacha antigua, doña Antonia Alvarez de Lucero llego del brazo de su esposo don Gilberto Lucero Barrera a la parroquia de nuestro señor San José del Esterito para celebrar sus 60 años de feliz matrimonio y dar gracias al creador por dicha tan grande mediante solemne misa oficiada en su honor por el reverendo padre Luis Pérez Chávez a las cinco treinta de esa tarde de invierno del día treinta de diciembre de 1998.
El templo lucio abarrotado por familiares y allegadas amistades que recibió al cortejo de honor que precedió la entrada de la feliz pareja inundada de años, don Gilberto y Doña Toñita con sus cabecitas plateadas como lirios florecidos , y rostros sonreídos como las margaritas, formados por sus hijos, producto de la plenitud de su amor; Gilberto, Juan José, Vicente, Guadalupe, Miguel Angel, Rosa y María Enriqueta Lucero Alvarez, quienes al término de la ceremonia religiosa ofrecieron en honor de sus venerables padres y ejemplares esposos un banquete recepción en el Casino Bellavista, el que resultó todo un evento social de lo mas relevante, para festejarles sus sesenta años de dichas compartidas y patentizarles su profundo amor y agradecimiento por haber formado una hermosa y unida familia que los han colmado de grandes satisfacciones compensando así los años dedicados a su formación los cuales transcurrieron entre muchas alegrías a veces penas y trabajo pero rodeados del inmenso cariño de don Gilberto y Doña Toñita.
En aquel ambiente tan familiar donde la multitud de voces se escuchaban como un solo murmullo y se sentía el calor humano, las anfitrionas, Lupita, Rosita y María Enriqueta atendían con esmero a sus invitados, los que sumaron alrededor de 300 gentes, en su mayoría pura familia, entre hijos, nueras, yernos, 18 nietos con sus esposas e hijos, doce bisnietos, así como el personal de radio y televisión Canal 10 acompañados de sus parejas, además de algunas amistades, quienes se unieron a la familia Lucero Alvarez en acontecimiento tan importantes; LAS BODAS DE BRILLANTES DE DON GILBERTO Y DE DOÑA TOÑITA. SESENTA AÑOS DE MATRIMONIO.
El polvo de las perlas que tanto buceo en los mares sudcalifornianos blanqueo sus cabellos y Don Gilberto y Dona Toñita al escuchar el emotivo mensaje dirigido por su yerno el señor Miguel Angel Espíndola no pudieron evitarlo y conmovidos se les escaparon como perlas dos lágrimas, perdiéndose en los surcos de su rostro que a su paso por la vida dejó, y fluyeron los recuerdos cabalgando en la bruma del tiempo y se miraban jóvenes y pujantes, cuando como en un día como hoy treinta de diciembre pero de 1938 unieron sus vidas con los sagrados vínculos del amor y de las leyes de Dios. Epoca hermosa de la Paz de antaño, de romance, perlas y molinos de viento.
Cuando no conocían el miedo y don quiqui se media con los tiburones más bravos, cuando don quiqui andaba en la armada perlera de don Estanislao Cota alias el “tanayo” y buceaba sin equipo la concha madre perla y los placeres perleros estaban hasta doce y 14 brazas. Conocieron todas las islas de la península en busca de ellas, y hacían hasta veinte días de travesía en las barcas a canalete y vela tendida. Recordar que por los años de 1936 al 40 murió la madre perla y de todas las perlas que pasaron por sus manos, únicamente le quedo la perla más valiosa, su esposa. Luego, se dedicaron a la pesca del tiburón piloto y la cornuda en su temporada por los meses de abril y mayo, siempre acompañado por su fiel compañera quien le preparaba el tren de pesca, la cimbra, la red para tiburones, arpones caguameros y fidgas pescadoras de jaibas y para tiburones y desde luego su herramienta que todo pescador debía de traer: el cuchillo, así como las provisiones para 3 o 6 meses que pasaban en los parajes pesqueros en las islas.
En el marco de las tradicionales mañanitas entonadas por los familiares y amigos, don Gilberto y Doña Toñita abrazados tiernamente recordaban aquellos tiempos de penas y dichas compartidas en las que a pesar de la explotación de que fueron objeto, y que dejaron todo su vigor y juventud en los mares, nada se compara a la felicidad tan grande de tenerse mutuamente por abundantes años rodeados de sus hijos y demás familia y haber vivido y disfrutado la época más hermosa de La Paz antigua, romántica de ensueño con sus molinos de viento, la libre pesca de las mejores especies y sobre todo en la sencillez de su barrio querido oloroso a barro y de abundantes tradiciones aunque algunas se pierden en el olvido.
De las profundidades del mar sudcaliforniano, Don Gilberto saco abundantes perlas, y le quedo solo una, la mas bella y valiosa, perdurable y segura, Dona Toñita Alvarez de Lucero…
Esta crónica fue publicada .en diferentes medios de comunicación escrita y electrónica hace mas de 20 años, y recordando a los buenos amigos, y por su contenido, la vuelvo a publicar por este medio, para que las generaciones actuales y venideras sepan lo que tuvimos…
…Por el Placer de Escribir…Recordar…Y..Compartir..

Para pie de foto:
1.- Doña Toñita Alvarez de Lucero y Don Gilberto Lucero Barrera celebraron sus bodas de brillantes. 60 años de matrimonio. Foto Manuelita Lizarraga.

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