LA PAZ QUE SE PERDIO
POR MANUELITA LIZARRAGA ALCARAZ
POR MANUELITA LIZARRAGA ALCARAZ
“64 AÑOS HAN TRANSCURRIDO DE LA MUERTE DE FERNANDO JORDAN JUAREZ”.
• EL PRESTIGIADO, ESCRITOR Y PERIDODISTA, FERNANDO JORDAN, CONTINUA A LA ESPERA DE QUE SUS RESTOS MORTALES, DESCANSEN EN LA ROTONDA DE LOS ILUSTRES.
• DEJO UN LEGADO, EN SUS MARAVILLOSOS LIBROS, A SUDCALIFORNIA. FALLECIÓ EL 14 DE MAYO DE 1956, EN ESTA HERMOSA CIUDAD CAPITAL LA PAZ, B. C. S.
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• LE CANTO A ESTA BELLA TIERRA, A TRAVES DE SU FLUIDA PLUMA, Y NOS REGALO UN HERMOSO POEMA, A ELLA, CALAFIA…. AUNQUE UN POCO ENTREGUISTA, PERO MUY BELLO EL POEMA, ASI COMO VARIOS LIBROS ENTRE OTRAS COSAS.
Fue un periodista que dió paso a la historia y la leyenda... “EL OTRO MEXICO”... “CRONICAS DE UN PAIS BARBARO”... “EL MAR ROXO DE CORTEZ”... “TIERRA INCOGNITA”... así como el sentido poema a CALAFIA...fueron las obras literarias que escribió con el corazón Fernando Jordán Juárez. Durante su estancia en esta ciudad de La Paz. Asqueado del quehacer periodístico, dejó de hacerlo, según carta dirigida a su amigo Boss, para convertirse en agricultor y adquirió, además del rancho de San Juan de La Costa, el predio de Las garzas, donde sembraba verduras y legumbres.
¿QUIEN SE QUEDO CON EL PREDIO LAS GARZAS DE FERNANDO JORDAN? Su perro el “Wiski”, fue su fiel compañero.... en su bote “El Urano y el Jeep Willi”, recorrió las costas de California, brechas, serranías, en compañía de sus amigos, el piloto aviador César Atilo Avente y el ingeniero José Héctor Salgado y escribió una serie de reportajes de lo que ante su mirada contemplativa iba descubriendo, centímetro a centímetro de Sudcalifornia, surgiendo el libro EL OTRO MEXICO.
Eran las tres de la tarde de aquel catorce de mayo de mil novecientos cincuenta y seis en esta ciudad de La Paz...la ciudadanía se consternó con la tremenda noticia…“Fernando Jordán el periodista se suicidó”...la noticia corrió de boca en boca y el gentío se arremolinó en el lugar de los hechos...en la planta alta de la antigua y hermosa mansión de estilo colonial ubicada en Revolución entre Hidalgo y Morelos. Las autoridades de la época, entre ellos el Che Avente, derribaron la puerta de la habitación de Fernando Jordán y ante sus ojos se presentó el fatal espectáculo. Sobre su cama, cubierto con una blanca sábana de los pies a la cabeza, estaba el cuerpo inerte del periodista que ha dado paso a la leyenda, antropólogo y escritor de gran prestigio...como un rojo clavel desflorado tenía en el corazón sobre la sábana motivado por el balazo que le cegó su valiosa vida para siempre.
¡Pero Cómo!, decía la gente sorprendida...no puede ser que se suicidara y estuviera cubierto desde los pies hasta el rostro y en su mano la pistola calibre .44 bajo la sábana...y se preguntaban, ¿se mató y luego se tapó? ... ¿ o quedó algunos instantes vivo y le dio tiempo para cubrirse y metió la manos bajo la sábana? La gente del barrio El Esterito, entre ellos Doña Lucía Sosa y Silva, quién estuvo en el lugar de los hechos dijo que “el cuerpo estuvo tendido tres días en espera de los familiares. Lo cierto es que la duda quedó para siempre y en el aire y dió paso a la especulación y la leyenda.
Era aquella Paz tranquila y hermosa de los molinos de viento, de floridos y perfumados jardines, de barcos de cabotaje, gente risueña y de tantas cosas gratas...una tarde de primavera de 1949 en el marco del alegre graznar de gaviotas y palmeras susurrantes, mochila al hombro, procedente de la ciudad de México, llegó a esta hermosísima Bahía de La Paz, Fernando Jordán Juárez, el intrépido periodista, después de un altercado con su amigo Boss Don Regino Hernández Llergo, motivado por un fuerte señalamiento que hizo Jordán acusando al régimen de venderse al mejor postor...por equipaje traía su inseparable máquina de escribir, el corazón pletórico de dicha, de amor, y su mente creadora cargada de ideas positivas, de poesía, dispuesto a entregarse con todo su ser a esta tierra que los recibió y que él amó desde el mismo instante que puso sus plantas en ella... por espada traía la combativa pluma y una arracada en su oreja izquierda lo distinguía. Un misterio fue siempre en su equipaje su inseparable compañera MARINA...su muñeca.
Fernando Jordán nació en la ciudad de México el 26 de abril de 1920...año funesto en la historia nacional...Don Venustiano Carranza, Adolfo de la Huerta, y Alvaro Obregón fueron asesinados...un año antes, en el mes de abril, fue asesinado también Don Emiliano Zapata. Sus padres fueron Don Amado Jordán Sánchez de la Barquera, militar y maestro de esgrima, y la señora Elena Juárez Villegas. Sus orígenes se remontan a la tierra de las diosas...Teotihuacán. Fernando Jordán trabajó desde muy joven en la CONCANACO, con el objeto de superarse, aprendió francés y fue de la primera generación de egresados de las vocacionales el Instituto Politécnico Nacional... Luego ingresó a la politécnica escuela de antropología e historia donde se inició en el periodismo estudiantil, teniendo la oportunidad de codearse con los renombrados antropólogos y arqueólogos de la época como Daniel Rubín de la Borbolla, Pablo Martínez del Río y Eduardo Noriega, entre otros.
Fernando fue fundador de la revista ACTA ANTROPOLOGICA y ayudante del profesor en la materia de teoría de las religiones. Contrajo nupcias con la antropóloga sueca Barbroc Dahigrin, con la que procreó dos hijos; Eric e Ingrid. Inquieto y andariego, como era, Fernando fue hasta a Acapulco cuando aquella ciudad todavía no era turística y el viajar para ese lugar era toda una proeza. Recogió cientos de ejemplares de variados y hermosos caracoles, los que obsequió al Cónsul de Chile en México, el poeta Pablo Neruda.
Con la inquietud de conocer nuevos lugares, condujeron a Fernando Jordán a otros terrenos. Realizó viajes a las islas de Revillagigedo y a Chiapas, recorrió el río Grijalba en un cayac, la taraumara, Chihuahua, y estuvo en Guaymas, Mexicali, donde escribió EL OTRO MEXICO y en esta ciudad de La Paz, donde se encontró con su destino...la muerte...su vida fue breve, pero la vivió apasionada e intensamente. Muchas cosas de él siguen siendo un misterio, y hay mucho que escribir de este periodista incógnito que le escribió tan bello a esta bendita tierra de Dios. A finales de 1945 se presentó con el señor Fernando Mora, director del diario La Prensa, y le pidió trabajo como periodista, iniciando como “hueso”, auxiliar de redacción...luego cubrió la fuente policiaca en la que destacó por su sensibilidad...después fue reportero, y estuvo presente en el descubrimiento de los restos de Hernán Cortés, llevándose la nota principal a ocho columnas.
Poco tiempo estuvo Jordán en La Prensa con su pluma combativa y luego trabajó en la revista Mañana, cuyo director fue el señor Regino Hernández Llergo, a quien Fernando llamó cariñosamente Boss, y quién después de leer sus reportajes quedó gratamente complacido y lo contrató por siempre en su revista Mañana desde Marzo de 1948. Y la duda sigue latente, ¿Fernando se mató o lo mataron? Una noche de 1949, en las oficinas de la recién fundada revista Impacto, su director Don Regino Hernández Llergo discutía airadamente con Jordán “¡Basta de heroísmo!”, le dijo, “sus notas han ido demasiado lejos, afectan a quién nadie debe afectar, así que mejor chitón”.
Fernando había hecho fuertes señalamientos al revelar los sucios negocios de un alto funcionario que había entregado el control de importantes recursos naturales a inversionistas extranjeros. Hernández Llergo soportó la indignación y justo reclamo de Jordán y le propuso que hiciera un viaje...su destino fue Baja California Sur, a quien le entregó el corazón plasmado en la mejor obra literaria de aquellos tiempos y hasta los actuales, y que vale la pena que la lean las generaciones nuevas EL OTRO MEXICO, donde como buen cronista y escritor describe centímetro a centímetro la península.
Fernando Jordán Juárez llegó a este puerto de La Paz de 29 años y falleció el 14 de mayo de 1956 a la temprana edad de 36 años, en la plenitud de su vida. Su muerte fue muy sentida y sigue siendo un misterio...sus restos mortales están sepultados en el panteón municipal de Los San Juanes, junto a la tumba del hijo de su amigo Che Avente quien falleciera en un lamentable accidente aéreo, tres días después.
…Y aquel intrépido escritor y periodista, de la ciudad de México llegó a La Paz un día, a la evocadora Paz aquella… y por equipaje, traía en su mochila al hombro, su máquina de escribir, y su combativa pluma, acompañado siempre de su muñeca MARINA, la que fue un misterio…
...Por el placer de escribir...recordar...y compartir…
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