viernes, 12 de junio de 2020

LA PAZ QUE SE PERDIO.
POR MANUELITA LIZARRAGA.ALCARAZ
“MODISTAS Y COSTURERAS…INDUSTRIOSAS MUJERES DE HOY Y DEL AYER”.
· EL ATLANTE, Y APOSTOL, PADRE JUAN DE UGARTE, FUE EL IMPULSOR DE ENTRE OTROS CONOCIMIENTOS EN EL ARTE DE LA ELABORACION DE PRENDAS DE VESTIR EN LA ANTIGUA CALIFORNIA.
· EL MAESTRO JUAN ANTONIO MORAN, ENSEÑO A LAS MUJERES CALIFORNIAS LA INDUSTRIA DE LA COSTURA IMPULSADA POR EL INDUSTRIOSO PADRE JUAN DE UGARTE.
Las mujeres Guaycuras, pericues y Cochimies se hacían sus falderines de nudillos de pita para cubrir sus cuerpos, y machacando cierta palma, la que les daba un hilo muy fuerte y blanco, asi como utilizaban el carrizo, pieles de ciervo y algunos otros animales. Con la conquista espiritual, los primeros Misioneros, Salvatierra, Quino y Ugarte, entre otros, trajeron a esta península además de todos los beneficios materiales, culturales y morales, un maestro especialista en el arte de trabajar la lana de las ovejas y el algodón para que les enseñara a los naturales a elaborar telas y prendas para vestirse, y al que le pagaba el padre Juan de Ugarte, 500 monedas de oro al año. Todas las misiones en sudcalifornia tenían sus telares y ruecas de madera , DE ÁRBOLES DE LA REGIÓN construidas por el padre Juan de Ugarte, y las mujeres californias eran las mejores tejedoras en los telares. Elaboraban medias de medio punto, de algodón así como gorras y zayales entre otras prendas de la mejor calidad que vendían a los soldados de la tropa, quienes se las disputaban. Las nativas aprendieron este oficio gracias al señor Juan Moran que vivió aquí hasta su ancianidad y muerte, enseñando este arte a los californios; primer maestro en esta industria de la costura de la península de Baja California Sur y desde luego gracias también al apóstol e industrioso padre Juan de Ugarte, que hasta las ovejas les trajo junto con el maestro., y les construyó ruecas y telares.
Después de mas de siete décadas de evangelización y de la expulsión de los padres jesuitas el 3 de Febrero de 1768, así como de la extinción de los californios , según se dijo, porque gracias a Dios quedaron varios, y algunos descendientes aún prevalecen, aunque mesclados, y debido según se dice a las epidemias, y al cambio de la alimentación y cultura. Al tiempo, después de la independencia de 1810, se establecieron en la península hombres y mujeres sudcalifornianos por adopción quienes forjaron sus estrategias y se mezclaron las razas, costumbres, y conocimientos empíricos para el mejor aprovechamiento del medio; dando como resultado una rica y original cultura. Hombres y mujeres eran capaces de elaborar y de crear con sus propias manos todos los instrumentos rústicos que eran necesarios para su supervivencia, desde hacer la prenda de vestir, cosidas a mano, entre otras cosas propias del medio y época. Al salir al mercado la primer maquina de coser,Síngher , y que por cierto las muchachas Jordán Camacho la compraron, y todavía está en Ensenada, B, C asi como una maquina para coser zapatos,y era muy común y necesario que en cada hogar hasta de medianos recursos hubiera una de ellas, asi como un piano en la mayoría de los hogares de mas recursos, u otro instrumento musical para complementar la educación y formación de la mujer, porque esta debía dominar todas las artes que se necesitaban en el hogar. “Si no aprendes a hacer pantalones, no me caso contigo”, le decían los muchachos a las mujeres del ayer, y luego luego las jóvenes se ponían a descoser un pantalón pieza por pieza, y lo hacían, y cuándo no había máquina de coser, pues lo hacían a mano. Era la prueba de fuego para las muchachas casaderas de aquella época, dijo doña Chepita Abaroa, costurera de gran prestigio en su época. Tenían que ingeniárselas para este arte de la costura, pues no había escuelas de corte y confección, este conocimiento lirico lo aprendían por tradición de los mayores generación tras generación, hasta que la insigne señorita concepción casillas Seguame fundo la escuela de Enseñanzas especiales numero 27 para señoritas con las carreras de corte y confección, así como secretariado el primero de septiembre de 1947, con la finalidad de que tuvieran un titulo para defenderse en la vida, asi lo decía ella.
Un pariente muy estimado que radica en un rancho, vino a visitarme, pago mas de mil pesos por solo dos camisas, y sorprendida le dije que había camisas mas baratas en otras partes, contestándome este que si, pero estoy comprando calidad, tengo camisas para varios años. Esta respuesta me hizo recordar aquella época de feliz infancia y juventud en que abundaban las telas de algodón, hermosas y finas telas de evocadores recuerdos, sedas, lanas, dril, linos, casimires ingleses, entre otras de gran calidad y cuanto las cuidábamos, porque tardaban bastante en llegar a La Paz, los buques de la marina mercante que hicieron historia, y que traían las hermosas telas entre otras mercancías, y porque además era parte de la educación y de nuestra formación el que nos enseñaran a cuidar las cosas, y si con el uso las telas se desteñían, cosa rara, las pintaban con pastillas de añil, de color azul o negro, o según era la tela. Los pantalones y camisas, algunos se remendaban y los calcetínes se zurcían, si, éramos mas cuidadosos. Ahora, se le cae un botón a una camisa, y se deshecha porque quizás no saben pegar botones, o si se le hace un hoyo al calcetín, este se tira; es así como nuestra economía se ha ido a la basura. Antes decían los mayores, “que hasta un granito de frijol no se debe de tirar porque es una gotita de sudor de tu padre”, antiguamente, en cada barrio de La Paz había tendajones por todos lados donde no debían faltar además de las telas, todos los accesorios para elaborar prendas de vestir; así como en cada barrio, había costureras y modistas de alta costura, valga la redundancia, que cubrían las necesidades de vestir de las familias porque además, eran contados los comercios que vendían prendas hechas. Dentro de la preparación de la mujer, además de la escolaridad, era aprender desde coser, tejer, bordar y todos los quehaceres de la casa…aunque no las ejecutaran, pero les decía la abuela “Deben aprender de todo, y estar preparadas, porque si el día de mañana tienen sirvienta, hasta para mandar tienen que saber, y si les toca ser sirvientas, pues que sean buenas sirvientas, no les estorba en nada aprender”, esas virtudes adornan a la mujer y soltaba una retajila..
También las mujeres estudiaban además de la costura y tejido la música, era otra costumbre aquí en La Paz…la mayoría de las mansiones tenían su propio piano de cola, hubo otros instrumentos musicales, las callecitas de La Paz antigua, al paso de la gente, por aquellos empedrados a la luz de los faroles se inundaban además de efluvios de azahares y de flores, de notas musicales las que se escapaban por las alargadas y enrejadas ventanas, y las que eran arrancadas por las finas manos de las doncellas, a las partituras y a las teclas del piano, violines, violoncellos, violas y mandolinas ,en las tertulias familiares tan comunes, así como también en las comunidades rurales, desde niños aprendían a cantar , y a tocar guitarras y violines mientras que en los hogares de los poblados aledaños de La Paz así como de los barrios del centro, el choyal, el esterito, pueblo nuevo y el manglito, zumbaban las maquinas de coser, elaborando hermosas prendas de vestir para damas, caballeros y niños. Las industriosas mujeres del ayer, por sus conocimientos empíricos heredados de sus mayores realizaban verdaderas creaciones en vestidos para novias y todo tipo de prendas para toda la familia, sacados de los figurines y catálogos de la época que vendían en la Librería ARÁMBURO, la primera en La Paz, y así como de su propia creatividad.
Mujeres industriosas, que además de cumplir con los sagrados deberes del hogar se daban tiempo para dedicarse a la alta costura, tejido y bordado entre otras artes manuales que contribuían y contribuyen a la economía del hogar y estaban al pendiente de la buena crianza y formación de sus hijos…mujeres de hoy de ayer que llegan a mi mente que se dedicaban a esta industria del vestir en sus hogares: Elenita Cota Montaño, Alejandrina Cota, Rosalba Pineda Chacón, Lupita Sandoval, Tomasita Acuña, quien fue especialista en vestidos de novia,y la que me hizo mi vestido de novia; Julia collado, Quién le hizo el vestido de novia a María de Jesús, mi hermana, la inolvidable y muy querida Chepita Abaroa, salvadora Astorga, Bernardina Cadena, esta señora era buenísima para elaborar camisas y pantalones para caballero; Manuelita Meza, Sabina Romero Collins, Lucia Hernández, María León de Abaroa, Norma Y Mariana Abaroa, Doña Emma Gomez de Diaz (q.e.p.d.), Doña Rafaela Verdugo de González, quien le hizo su vestido de novia a mi herma Conchita la mayor, Socorro Carballo, Rosa, Josefa, María y Carmen Carballo Felix, María del Pilar Guerrero Insúnza, Ma. Victoria González, Concepción Rivera de Flores, Conchita Romero de Mercado, Elenita Ruibal de Liceaga, entre tantas otras mujeres de diferentes épocas que de esta manera se ganaban y ganan la vida con oficio tan noble como lo es la costura.
En el ayer, en cada hogar no debía faltar la maquina de coser, las tijeras y demás elementos para la costura y desde luego la buena costurera, quienes cobraban un peso cincuenta y de tres a cinco pesos por vestido normal, y 15 pesos por vestidos para novias, tres pesos un trajecito para bautizo, diez pesos un vestido de primera comunión, por los pantalones cobraban ocho pesos y por las camisas cuatro. El festejo de las quinceañeras empezó en La Paz a principios de la década de los sesenta, y cobraban 15 pesos por vestidos de XV años…DE LOS SASTRES QUE MERECEN MENCION APARTE HABLAREMOS EN OTRA OCASIÓN.
…Y por las evocadoras , empedradas y polvorientas callecitas de la Paz aquella..,,el tris tras de tijeras, zumbar de máquinas de coser, y hermosas notas musicales, deleitaban los oídos al paso presuroso de los habitantes del ayer, inundando aquel perfumado ambiente ..de los efluvios aquellos..
Por el placer de Escribir…Recordar..Y..Compartir..

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