viernes, 12 de junio de 2020

LA PAZ QUE SE PERDIO
POR MANUELITA LIZARRAGA ALCARAZ
“UN AIRE LLAMADO COROMUEL...UN AIRECILLO DE LEYENDA”.
En los siglos pasados, de la piratería y el comercio transoceánico merodeaban por el Golfo de California, y el Pacífico, toda clase de feroces corsarios que asaltaban e incendiaban a los galeones que llevaban valiosas mercancías, como joyas, y otras cosas en ruta a las Indias...esos bergantines eran capitaneados por los feroces piratas, entre otros aventureros, como Francisco Drake, Covendish, Los Pichilingues, y el osado CRONWELL...los californios se acostumbraron a contemplar de lejos esos combates de los crueles corsarios...los vencedores, sorteando mil peligros para enfrentarse con los antiguos pobladores, bajaban a tierra a sepultar sus tesoros, producto de los atracos...y así, al paso de los años, continuaron llegando galeones de diferentes nacionalidades en todo lo largo y ancho de las costas del mar de Cortés y el Golfo de California, principalmente en la hermosísima Bahía de La Paz, quienes venían en busca del lugar ideal para esconder los tesoros, producto de sus atracos que han dado paso a las leyendas.
Pasaron los años...la ciudad de La Paz estaba en sus comienzos y era sólo un humilde caserío al Norte del Esterito, un tradicional barrio fundado por Yaquis, quienes eran pescadores, buzos, y artesanos del barro así como de la concha fina...los vecinos eran alegres, muy trabajadores y observadores....por las tardes las familias acostumbraban a salir a conversar a las afueras de sus casas y tumbarse en las blancas arenas a ver los hermosos atardeceres, a esperar el aire de la tarde y otear la bahía en espera del regreso de los pescadores...el mar se inundaba de veleros al caer la tarde los que venían cargados de las más finas especies de peces y de perlas.
...Una tarde de primavera los antiguos pescadores y buzos del Esterito empezaron a notar el arribo de una nave misteriosa la que venía a vela tendida y que la llevaba la brisa de la tarde fondeando en la ensenada, rumbo donde es ahora el Coromuel...la embarcación iba repleta de fieros corsarios quienes iban capitaneados por el terror de los mares, Cronwell...un osado pirata que a decir de los mayores, bajo el sombrero, el que tenía una calavera negra pintada en la alta copa se miraba el rostro de duras facciones y de larga barba rojiza y un ojo parchado, que según cuentan lo perdió durante el combate de un asalto a otro galeón...Cronwell, causaba terror...miraba imponente con su largo catalejo prieto oteando la bahía...buscando el lugar apropiado para enterrar los tesoros como era la costumbre de estos asaltantes del mar.... el arribo del galeón coincidía con el airecillo delicioso que empezaba a soplar a las 5 de la tarde, y que lo impulsaba velozmente a vela tendida cortando el oleaje rumbo al Coromuel.
Entre los habitantes corrió pronto el rumor de la llegada del misterioso galeón...era el famoso pirata Cronwell que asolaba los mares...había llegado a la ensenada de La Paz, metiéndose donde ahora es el Coromuel, y donde antes fue un ranchito, y con asombro vieron el desembarco de varios corsarios cargando baúles y barricas repletas de riquezas y los sepultaron bajo la enorme piedra que allí se encuentra, de varias toneladas de peso...cabe aclarar, que esa enorme piedra estaba arriba del cerro y cuentan los mayores que cuando los piratas estaban en mera faena, hubo un gran temblor y la piedra rodó cayendo sobre los piratas y el tesoro, logrando salvarse únicamente Cronwell, quien volvía constantemente a enterrar más tesoros, y con su largo catelejo prieto miraba con nostalgia la gran piedra que bajo de ella escondía sus riquezas, y los pescadores miraban con curiosidad que la nave aparecía de nuevo tras constante salidas....impulsada por ese viento de leyenda...que bautizaron con el apellido del fiero pirata....El Coromuel.
....En aquellas tardes de fresco airecillo, cuando el pirata hacía su entrada rumbo al Coromuel, ya los pescadores acostumbrados a verlo pasar a la misma hora, estos exclamaban ¡Ya llegó el Coromuel!, descomponiendo así el apellido del torvo pirata, y que bautizó la tradición oral la brisa que cada atardecer en tiempos de verano nos alivia del intenso calor...El coromuel...y que dio paso a la leyenda. Así pasó el tiempo y nunca más volvió Cronwell a la bahía de La Paz...seguramente perdió las esperanzas de poder mover algún día la enorme piedra en la arena del Coromuel y que bajo de ella quedó sepultado junto con varios piratas, gran parte de sus tesoros, producto de sus atracos.
“Vamos a esperar al Coromuel”, decían los antiguos, como una costumbre aquí en La Paz, y sacaban las rechinadoras poltronas y tenderetes a la banqueta a ver quien pasaba y a esperar el fresco de la tarde llamado Coromuel, mientras se comentaban los sucesos del día o contaban historias y leyendas, entre otras cosas, deleitando el paladar con exquisito y aromático café de granito acompañado de conchitas, birotes o galletas marineras.
Cuentan los mayores que antiguamente El Coromuel fue un pintoresco y un próspero ranchito y que de arriba del Cerro de la Calavera por donde ahora está una virgencita, había una ciénaga por donde fluía generosamente el agua dulce y cristalina la que corría abundantemente por las laderas del cerro cayendo al Coromuel...y que por la década de los 40, durante el gobierno del General Rafael M Pedrajo, se construyó La Glorieta del Coromuel...un balneario de leyendas para los sudcalifornianos y que según la enorme piedra que está en sus níveas arenas está sepultado un gran tesoro junto con los piratas que lo enterraron....cuentan también los mayores que por la década de los 70 cuando estaban construyendo la carretera escénica, ingenieros y operarios quedaron gratamente sorprendidos porque cuando estaban pegándole de barrazos al cerro, encontraron montones de lingotes de oro.
...El Coromuel es un balneario de leyendas...un tradicional balneario de los sudcalifornianos..
Por el Placer de Escribir…Recodar…Y..Compartir.

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